Sergio y Susana tienen una relación idílica. Comparten los mismos sueños, tienen prioridades similares, la química entre ellos es impresionante, ambos tienen trabajos estables y prometedores pero no excesivamente demandantes, quieren casarse, tener hijos pronto y formar una gran familia en un lugar bonito y cómodo.
Todo suena maravilloso. Pero es demasiado bueno para ser verdad, no por culpa de ninguno de ellos, sino de la familia de Susana, que por alguna razón se niega a aceptar a Sergio y se empeña en generar problemas entre ellos para propiciar el rompimiento.
El problema es que entre los parientes de Susana las relaciones de pareja no han sido exitosas y, de alguna manera, intentan sabotear -con o sin intención- la única experiencia positiva que conocen.
Mientras Sergio y Susana están juntos con sus amigos, colegas y compañeros de trabajo, todo funciona de maravilla. Los inconvenientes -cada vez peores- ocurren cuando acuden a los compromisos familiares, en los que la convivencia se torna insoportable.
Lo peor de todo es que lo que era una relación perfecta empieza a resquebrajarse porque Susana está entre la espada y la pared. Aunque nadie se lo ha pedido directamente, se siente en la obligación de escoger entre su pareja y su familia.
Cómo sobrevivir a los conflictos familia/pareja y no morir en el intento
Los conflictos de esta naturaleza son más comunes de lo que se piensa y son una de las razones más frecuentes de consulta en las terapias de pareja. Pero, mal manejados, estos roces pueden resultar tan estresantes que escalan hacia lo traumático.
Para no llegar a un punto de no retorno, es importante tomar en consideración algunas recomendaciones que hacen los expertos en la materia:
- Saber con exactitud qué son esos factores que impiden que la familia acepte definitivamente a la pareja, para determinar si son razones infundadas o algo que valga la pena analizar.
- No aceptar, bajo ninguna circunstancia, comentarios inapropiados, ofensas u opiniones irrespetuosas de la familia hacia la pareja y viceversa.
- Hay que establecer límites entre lo que puedes o no permitir entre la pareja y la familia, incluso en las primeras etapas de la relación.
- Saber identificar a esos parientes tóxicos que en lugar de preocuparse, lo que hacen es meterse en la relación con intereses negativos y egoístas.
- Evitar ponernos en una posición de defensa y ataque entre la pareja y la familia, pues lo mejor es asumir una postura conciliadora.
- Durante la relación de pareja, previo a la convivencia, es aconsejable conocer a la familia del otro y comenzar a interactuar con ella.
- Más allá de adaptarse a lo que existe, como pareja tienen que establecer sus propias reglas, sus propias dinámicas y sus propios límites que los demás deben respetar.
- Aunque suene sumamente repetitivo, el diálogo sigue siendo fundamental para resolver cualquier conflicto mayor o menor, para buscar las soluciones adecuadas.
También hay que entender que aunque es una realidad que muchas relaciones que parecían estables, se rompen como consecuencia de la intromisión de familiares, especialmente los suegros, se trata de una responsabilidad que termina siendo compartida, pues depende mucho de lo que permitimos y de qué tantos límites dejamos que se crucen.
Cuando una persona está enamorada, espera siempre el apoyo incondicional de los suyos. Pero, cuando esto no ocurre y se atraviesa por una situación como la de Susana, el camino se complica. La idea no es romper con la pareja, tampoco lo es alejarse de los seres queridos, sino lograr un equilibrio sano entre ambas relaciones basándonos en la necesaria asertividad.
Es cierto que lo ideal es buscar un equilibrio, pero el problema radica en que con razón sin fundamento hacen hasta lo imposible para que esta persona se aleje de su pareja, le inventan cosas solo para lastimarla y hacerla dudar. Es realmente difícil para ella porque le duele eso que dicen sobre su pareja, creo que tal vez lo malo es que no defiende o hace poner en conocimiento que la respeten, porque si lo hace más rudos serán con él.