Según hallazgos en estudios psicológicos la respuesta corta es: Sí.
La respuesta larga…
Puerto Rico ha sufrido de una división política por décadas enfrascada entre los dos partidos principales del país: rojos y azules. La algarabía que se forma al ganarle a Estados Unidos o República Dominicana en un mundial de beisbol es nada comparada con el salpafuera del día de las elecciones. De ahí que la política sea considerada “el deporte nacional.”
Cuando se trata de política, estos dos grupos parecieran sólo tener una cosa en común: seguidores que odian a los seguidores del otro partido.
¿Qué causa esta división? ¿Por qué nunca logran estar de acuerdo? ¿Cómo puede un organismo externo como la Junta de Supervisión Fiscal unificar dos grupos que no puede ni ‘verse en pintura’?
ESTUDIO: “INSIDE ROBBERS CAVE”
La respuesta yace en un estudio que se efectuó en el 1952 por un psicólogo llamado Muzafer Sherif.
Sherif llevó un grupo de niños de 11 años a un campamento de verano con una duración de tres semanas.

Niños siendo transportados al campamento de verano sin saber que serían parte de una investigación reveladora.
La primera semana: “ellos y nosotros”
Los niños fueron divididos en dos grupos de 11 en cada uno. Los grupos fueron separados lo suficiente como para que no supieran dónde estaba el otro grupo. En esta semana se observó el comportamiento de los niños en sus respectivos grupos y la adaptación dentro del mismo.
A mediados de la semana se le permitió a cada grupo adquirir conocimiento sobre la existencia del otro grupo. Se utilizaron métodos como dejar en plena vista la basura del otro grupo o algunas pertenencias e inclusive los acercaron lo suficiente como para que pudieran escuchar las voces.
Al final de esta semana un grupo se hizo llamar “las Águilas” y el otro grupo “las Serpientes.” Esto evidenció una identidad de “nosotros” y “ellos” en cada grupo.
La segunda semana: creando conflicto
Los investigadores desarrollaron ciertas competencias entre los grupos en las que los ganadores recibirían trofeos y otras recompensas. Esta competencia para adquirir recursos en escases creó conflictos entre los grupos como se deseaba.
Durante los próximos días, miembros de cada grupo se enredaban en peleas y se decían cosas hirientes.
A fin de cuentas, las Águilas ganaron ¿y las Serpientes aceptaron su derrota? No. Las Serpientes entraron al espacio del otro grupo ¡y se robaron los premios!
La tercera semana: reconciliar los grupos
En esta tercera parte del estudio los investigadores buscaban una manera de unir a los grupos a pesar de sus previas diferencias. Se intentó llevándolos al cine, a restaurantes y de excursión a distintos lugares. ¿Resultados? Ninguna reducción en el sesgo hacia el otro grupo. Se sentaban en mesas diferentes y se distanciaban tanto como era posible.
¿Qué logró unir a los grupos? Una meta en común.
En una excursión hacia un lago el autobús “se quedó atascado” y ambos grupos tuvieron que trabajar juntos para salir de aprietos. De ese momento en adelante se disipó el sesgo hasta la conclusión del experimento.
La Junta de Supervisión Fiscal puede ser nuestro autobús atascado
La forma en que estos niños se dividieron me recuerda mucho el partidismo en Puerto Rico. La competencia en nuestro caso, en vez de un trofeo, es el estatus político. Se desatienden otros elementos claves del país y parecieran nunca estar en acuerdo para la resolución de problemas del Pueblo por culpa el bipartidismo.
Se podría decir que actualmente vivimos en la segunda semana de esos niños. Ellos entraban y robaban premios, nosotros fiscalizamos ciegamente cualquier hazaña a favor del país que logre el otro partido. Se ha creado una sensación de aceite y agua o “ellos y nosotros” en donde si un grupo dice “blanco” el otro está obligado a automáticamente contestar “negro.”
Ahora que la Metrópolis (también conocida como Estados Unidos) nos envió un rival en común a vencer llamado la Junta de Supervisión Fiscal, se están comenzando a ver señales de que éste pudiese ser nuestro autobús atascado.

Miembros de la Junta.
Es difícil aliarse con un ente que su único fin es asegurar un dinero a intereses externos sin importar a quien se atropelle. No hay forma en que un partido acepte recortes de $450 millones a la principal institución del país, ¡ni mucho menos otro que critique la decisión de no aceptarlo!
Este es tan solo un ejemplo entre muchos otros atropellos que desea cometer La Junta y que sin darse cuenta está fomentando la unión que tanto necesita Puerto Rico, aunque no precisamente para beneficio de ellos.
Agradecemos a Michael por su podcast: The Psych Files