80% de las mujeres y 48% de los hombres coinciden en los quehaceres que deben realizar por igual una vez se casan.
Estas tareas son lavar, barrer, hacer la limpieza arreglar el hogar.
No cabe duda que los primeros meses de una relación son los más llevaderos.
Lo complicado llega, cuando vamos a la convivencia. Con ésta llegan una serie de exigencias y responsabilidades mutuas que, al no repartirse o cumplirse equitativamente, generan roces y malos entendidos que pueden terminar por romper la relación.
De aquí la importancia de la negociación y los acuerdos en pareja.
Al observar esta problemática, un grupo de investigadores, idearon el estudio llamado “La vida en pareja: un asunto que negociar.“ El objetivo de este estudio era, según el grupo de investigadores:
Identificar y describir los procesos de negociación en parejas sin hijos con relación a las actividades de la vida diaria.
El estudio fue realizado en el área metropolitana de la ciudad de México a treinta parejas en edades cercanas a los 26 años, sin hijos entre ellos y con un porcentaje de 1.7 de matrimonios anteriores con herederos.
Los cónyuges fueron entrevistados por separado – para quitar cualquier tipo de presión de sus respuestas – en sus casas en sesiones de 50 minutos, durante los cuales tuvieron que responder un cuestionario basados en como distribuían las tareas cotidianas, su manera de hacerlas y los acuerdos que realizaban para estos propósitos.
Entre los hallazgos, los autores señalan que:
Las parejas negociaban las actividades cotidianas y adecuaban sus expectativas a las nuevas situaciones. Propiciando la participación del varón aún cuando tal participación no era del todo voluntaria.
Continúan diciendo:
Algunas mujeres tienen la expectativa de realizar tareas domésticas y extra domésticas. Los varones participar en lo doméstico, aunque sigue siendo la mujer quien las realiza. Las parejas hablan de tomar acuerdos, ya sea, hablando o riñendo, para después negociar.
En términos generales, las parejas entrevistadas negociaban y ajustaban las tareas según sus expectativas usando el diálogo y las riñas.
No siempre se logra a través del mutuo acuerdo sino que uno de los integrantes debe ceder, utilizar la indiferencia o dejar al azar para alcanzar una solución.
Este estudio fue publicado en la revista de Enseñanza e investigación en Psicología (Garrido, A., 2007)